Luiz Inácio Lula da Silva lanzó hoy su candidatura presidencial para las elecciones del próximo 2 de octubre en Brasil. En su discurso prometió "restaurar" la soberanía económica, política y social y enviar el empobrecimiento de la población y el "fascismo" del gobierno de Jair Bolsonaro "a la cloaca de la historia". 

El exmandatario comenzó en San Pablo el camino de su séptima campaña electoral, siendo el principal eje de la actual oposición brasileña con el Partido de los Trabajadores (PT). A sus 76 años, luego de haber pasado 580 días en prisión por un proceso fraudulento de persecución política que fue anulado por la corte suprema, Lula lidera las encuestas con más del 40% de los votos y supera entre 8 y 15 puntos a Bolsonaro, quien ya empezó a lanzar suspicacias sobre la transparencia electoral de los comicios. 

"Hay que cumplir nuevamente la batalla contra el hambre. Todo lo conquistado fue destruido por el actual gobierno. Es terrible, pero no vamos a desistir", sostuvo el histórico dirigente metalúrgico, en tono crítico con ''la política neoliberal'' de que los salarios no superen a la inflación.

Y agregó: "Brasil era respetado, hablaba de igual a igual con los ricos y poderosos y colaboraba con los pobres con inversión y transferencia de tecnología, algo que hicimos en América Latina y África. Vamos a fortalecer el Mercosur, la Unasur, la Celac y los Brics, establecer alianzas y luchar por una gobernanza mundial. Brasil es demasiado grande para ser un paria". 

Geraldo Alckmin, de rival político a compañero de fórmula 

El exmandatario dijo que cree en la "lealtad" de su compañero de fórmula, quien fue su rival de ''centro-derecha'' en las elecciones presidenciales de 2006. En el marco de una alianza inédita que incluye otros ocho partidos, el PT pretende vencer en la primera vuelta electoral y lograr una amplia mayoría legislativa, para lo cual precisa el 50% más uno de los sufragios válidos, excluidos nulos y blancos.

Alckmin, enfermo de Covid-19, participó del acto a través de un video y reivindicó la figura histórica de Lula y el momento histórico de Brasil para evitar la reelección de Bolsonaro. "Ninguna diferencia del pasado, ni de ayer, ni las eventuales discordancias de hoy o de mañana servirán de razón, disculpa o pretexto para dejar de apoyar o defender con toda mi convicción la vuelta de Lula a la presidencia de Brasil, y es con mucho orgullo que hago eso", aseguró.

Alckmin, ex referente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aceptó ser el vice de Lula luego de afiliarse al Partido Socialista Brasileño (PSB). De esta manera, anteponiéndose a la figura de la antipolítica representada por Bolsonaro y sus aliados neofascistas y libertarios, abrió una nueva instancia de diálogo inter-partidaria que hace algunos años resultaba inimaginable en el país vecino. 

"Cuando Lula me extendió la mano, vi en ese gesto mucho más que reconciliación entre dos adversarios históricos, vi el verdadero llamado a la razón, a la razón de todos. Pensemos en las disputas del pasado y en la unión de hoy. Lo que más importa es lo que Brasil necesita. Brasil sobrevive hoy al más desastroso y cruel gobierno de su historia", afirmó el cuatro veces gobernador de San Pablo.

La estrategia política de la unión entre Lula y Alckmin radica en atraer los votos de la centroderecha no bolsonarista. En algunos sectores del PT, la alianza electoral con ex adversario político generó desconfianza, principalmente debido a lo sucedido con el exvicepresidente Michel Temer y el "impeachment" que instigó desde el Senado a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016. 

Sobre la expresidenta, Lula dijo que será su "asesora de todas las horas", esquivando de manera elegante las especulaciones sobre el rol que puede tener la mujer que fue su sucesora en el gobierno.
 

Soberanía: la bandera de Lula contra el bolsonarismo

"Hay que restaurar la soberanía de Brasil y del pueblo brasileño", afirmó Lula, quien además defendió una mayor intervención del estado en la economía, criticó las privatizaciones del gobierno de Jair Bolsonaro y propuso restablecer la función social de las empresas públicas como motor del desarrollo.  

"La soberanía no se resume a las fronteras, sino a defender nuestra riqueza, biodiversidad, garantizar el derecho a la alimentación, empleo bueno, salario justo y acceso a salud y educación de calidad", insistió.

 La palabra "soberanía" fue la más pronunciada por el exmetalúrgico, quien además prometió reindustrializar el país y recuperar el lugar de relevancia mundial que supo tener durante su gestión "como protagonista internacional y sexta economía mundial''. También, convocó a defender a la petrolera estatal Petrobras y a evitar la continuación de la privatización de sus empresas subsidiarias.

Por último, Lula confirmó ante el público se casará por tercera vez el próximo 18 de mayo con Rosángela da Silva, socióloga y su novia desde 2019.