Un Boeing 787 Dreamliner de Air India con destino a Londres se precipitó el jueves poco después de despegar de Ahmedabad, en el estado de Gujarat. Llevaba 242 personas a bordo. El vuelo 171, que debía aterrizar en el aeropuerto de Gatwick a las 18.25 hora local, alcanzó apenas 625 pies de altitud (unos 190,5 metros) antes de desaparecer del radar.

Este accidente golpea de lleno a la industria aérea global ya marcada por episodios graves. En la misma India, en 2020, un avión de Air India Express se salió de pista y cayó a un valle en Kerala: murieron 18 personas. Ahora, el impacto es mayor.

Boeing emitió un breve comunicado: “Estamos en contacto con Air India respecto del vuelo 171 y listos para apoyarlos. Nuestros pensamientos están con los pasajeros, la tripulación, los rescatistas y todos los afectados”. Las acciones de la empresa cayeron 4,7% en la apertura del mercado. “Este hecho interrumpe el impulso positivo que venía mostrando el papel”, advirtieron analistas de Morgan Stanley.

La aeronave cayó sobre una facultad de medicina ubicada a menos de dos kilómetros del aeropuerto. La decana del establecimiento, Minakshi Parikh, confirmó que al menos cinco estudiantes murieron cuando el avión impactó contra el comedor en pleno horario de almuerzo. El comisionado de policía G.S. Malik informó que se recuperaron más de 200 cuerpos y agregó: “No creo que alguien haya podido sobrevivir, por la forma en que el avión se estrelló”. Por el momento, sin embargo, hay un sobreviviente.

Una persona fue hallada con vida, aunque permanece en estado crítico. Las imágenes muestran una densa columna de humo negro sobre Ahmedabad. El tren de aterrizaje no se habría retraído, lo que podría indicar una falla grave, según advirtió el consultor aeronáutico Alastair Rosenschen.

 

En el avión viajaban 169 ciudadanos indios, 53 británicos, siete portugueses, un canadiense, 10 tripulantes de cabina y dos pilotos. La Dirección General de Aviación Civil (DGCA) de India confirmó que se emitió una alerta de emergencia, pero no hubo respuesta desde la cabina.

El CEO de Air India, Campbell Wilson, expresó en un mensaje institucional que la compañía está “trabajando sin descanso para asistir a los pasajeros, sus familias y a los investigadores”. También subrayó: “Sabemos que hay mucha necesidad de información, pero todo lo que digamos debe ser preciso y no especulativo. Se lo debemos a todos los involucrados”.

Los últimos vuelos del avión accidentado en India

La nave siniestrada, registrada como VT-ANB, había sido entregada a la aerolínea en 2014. En los días previos al accidente voló a Nueva Delhi, París, Melbourne, Frankfurt y Tokio. Hasta ahora, el Boeing 787 mantenía uno de los historiales de seguridad más sólidos de la aviación comercial. Esta es su primera pérdida total desde que entró en servicio en 2011.

La respuesta política al accidente

El primer ministro indio, Narendra Modi, se pronunció en X: “La tragedia en Ahmedabad nos ha dejado atónitos y profundamente tristes. Es desgarrador. Estoy en contacto con ministros y autoridades que brindan asistencia”. Su par británico, Keir Starmer, calificó el hecho como “devastador” y dijo estar “siguiendo de cerca la situación”.

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EEUU enviará un equipo de expertos para colaborar con las autoridades indias, al igual que la oficina de investigaciones británica. El lugar del siniestro, una zona residencial cercana al aeropuerto, quedó cercado por los restos calcinados del fuselaje.

Presión para Boeing

El accidente ocurre en un contexto de fuerte presión para Boeing. A principios de este mes, la empresa accedió a pagar USD 1.100 millones para evitar un juicio penal en EEUU por los siniestros de sus 737 MAX ocurridos en 2018 y 2019, en los que murieron más de 300 personas. Como parte del acuerdo, destinará USD 455 millones a mejorar sus protocolos de seguridad y USD 444,5 millones a indemnizar a las familias de las víctimas.

Air India, que fue adquirida en 2022 por el grupo Tata, se encontraba en plena transformación. La compañía había realizado un pedido récord de más de 500 aviones a Boeing y Airbus. El objetivo: modernizar una flota envejecida y recuperar el estándar internacional que supo tener. La tragedia del vuelo 171 marca un punto de inflexión. También, un duelo abierto en el cielo, que está de luto.