Preocupa a los bancos centrales el recorte de producción de la OPEP
La medida podría incrementar las presiones inflacionarias en momentos en que los precios parecían retroceder, e influir así en las decisiones sobre las tasas de interés
La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de retirar del mercado a partir de mayo un total de 1,16 millones de barriles diarios mediante recortes "voluntarios" puso en alerta a los principales bancos centrales del mundo, que ven una potencial repercusión negativa de la medida en la lucha contra la inflación global.
Al respecto, el presidente del Banco de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, aunque consideró que no estaba claro qué implicancia tendrá el aumento de los precios del petróleo para la política monetaria de EEUU, admitió cierta preocupación.
"Esto ha sido una sorpresa. Si tendrá un impacto duradero es una pregunta abierta", dijo Bullard durante una entrevista en Bloomberg Television. "Los precios del petróleo fluctúan. Es difícil seguirlos con exactitud. Algo de eso podría alimentar la inflación y hacer que nuestro trabajo sea un poco más difícil", remarcó el banquero.
Mientras que desde el Banco Central Europeo (BCE), Gediminas Simkus, miembro del Consejo de Gobierno, dijo que los funcionarios deben tener en cuenta una serie de factores a la hora de fijar los tipos de interés, y la OPEP+ es solo uno de ellos. "La inflación se está ralentizando y hay más factores que las decisiones de la OPEP+", remarcó Simkus, gobernador del banco central de Lituania, en Vilna. "En el contexto de los tipos de interés, lo más importante son las tendencias generales. En la última lectura, vimos que la inflación subyacente creció", agregó.
Efectos
"Empezamos a ver algunos signos de normalización de la inflación, y aquí vamos de nuevo: otro problema", resume la situación Marija Veitmane, estratega de State Street, al medio español elEconomista.es. "Tenemos mercados laborales fuertes, tenemos consumidores que pueden gastar, y ahora suben los precios del petróleo. Así que cada vez es más difícil para los bancos centrales", señala.
La probabilidad de que la Reserva Federal suba los tipos 25 puntos básicos en mayo es ahora del 60%, frente al 55% del viernes, antes de que se conociera la noticia del recorte de la producción de petróleo. Los operadores también aumentaron las apuestas de endurecimiento del BCE y del BoE (Banco de Inglaterra), fijando los tipos máximos en el 3,63% y el 4,69%, respectivamente.
Aunque el encarecimiento del petróleo se traduciría normalmente en un aumento de los precios del combustible en el surtidor y de los costos de transporte, también tendería a frenar el ritmo de crecimiento económico, ejerciendo quizás una presión a la baja sobre las fuerzas inflacionistas. Pero los bancos centrales se enfrentan a fuerzas mucho mayores, como el colapso del mercado bancario, que ha obligado a rescatar a dos grandes bancos, y la escasez de mano de obra, que está haciendo subir los salarios.
"Los efectos sobre la inflación de esta subida de los precios del petróleo son bastante reducidos hasta ahora en comparación con los grandes efectos de las oscilaciones anteriores", afirma Michael Saunders, antiguo responsable de política económica del Reino Unido, que ahora trabaja en Oxford Economics. "Con las rápidas subidas de tipos desde mediados de 2022, el BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han superado ampliamente sus problemas de inflación. A estas alturas, esta subida de los precios del petróleo no altera esa opinión".
Tiempos
Pero la preocupación por la rigidez de los precios al consumo podría chocar con la preocupación por el impacto sobre el crecimiento.
"Los banqueros centrales están muy obsesionados en este momento con reducir la inflación y centrarse en lo que va a pasar con las expectativas de inflación", expone Freya Beamish, economista jefe de TS Lombard en Londres. "Cuando pienso en un shock de oferta como éste, pienso: bueno, los precios van a subir, va a destruir la demanda, y eso va a alimentar la recesión".
Pase lo que pase, los principales bancos centrales de EEUU, el Reino Unido y la zona euro tienen aún mucho más tiempo para evaluar este último acontecimiento que el mes pasado, cuando las turbulencias financieras golpearon pocos días antes de las principales reuniones sobre tipos de interés.
La próxima decisión programada para los funcionarios de la Fed es el 3 de mayo, un día antes de la del BCE. El BoE tiene aún más tiempo, con el 11 de mayo en el calendario.