Preocupa la baja de la natalidad a nivel mundial
Sumada al envejecimiento poblacional, prefiguran escenarios económico sociales inciertos
Las últimas proyecciones demográficas globales revelan un escenario que podría transformar la economía y la estructura social del mundo. Según datos recientes, se estima que la Tasa de Fertilidad Total (TFR) promedio alcance 1,83 hijos por mujer para 2050, con un rango de incertidumbre del 95% entre 1,59 y 2,08. Posteriormente, se prevé un descenso a 1,59 hijos por mujer hacia 2100, con un intervalo de variación de 1,25 a 1,96. Esta disminución acelerada sugiere que la población mundial alcanzará su punto máximo antes y en niveles más bajos de lo que se anticipaba hace apenas unos años.
El impacto económico de esta tendencia será significativo. Una población que crece lentamente o disminuye presiona los sistemas de seguridad social y pensiones, sobre todo en países con pirámides poblacionales envejecidas. Los gobiernos podrían enfrentar dificultades para sostener programas de salud, educación y asistencia social, debido a una base de contribuyentes más reducida. Además, la menor población activa puede afectar la productividad y limitar el crecimiento económico, obligando a repensar políticas laborales, migratorias y de inversión, señala el medio The Economista.
Socialmente, la caída de la fertilidad redefine la estructura familiar y los hábitos de consumo. Familias con menos hijos podrían reducir la demanda de servicios educativos y de salud infantil, mientras se incrementa la presión sobre servicios para adultos mayores. La creciente proporción de población envejecida genera tensiones intergeneracionales y obliga al Estado y al sector privado a desarrollar soluciones sostenibles para cuidado y bienestar.
La tendencia también genera desafíos en términos de vivienda y planificación urbana. Ciudades con población envejecida pueden requerir adaptación de infraestructura, transporte y espacios públicos para satisfacer nuevas necesidades. En paralelo, la menor densidad poblacional en ciertas regiones rurales puede agravar problemas de acceso a servicios básicos y de conectividad, afectando la calidad de vida de quienes permanecen en estas áreas.
A nivel global, mientras algunas regiones enfrentan envejecimiento y disminución poblacional, otras mantienen tasas más altas, lo que puede generar flujos migratorios y reconfigurar mercados laborales y comerciales. Las diferencias en fertilidad entre continentes podrían modificar la distribución de la fuerza laboral global y generar nuevos equilibrios geoeconómicos. La economía mundial debe adaptarse a un contexto donde la demografía deja de ser motor natural de expansión y se convierte en factor estratégico que condiciona inversión, empleo y planificación social.
Mayores gastos
Los sectores privados también se ven impactados. Menos jóvenes implica cambios en consumo, innovación y comportamiento del mercado laboral. Empresas deben ajustar estrategias de recursos humanos, automatización y capacitación, al tiempo que se abren oportunidades para servicios dirigidos a adultos mayores, salud y cuidado, así como productos adaptados a familias más pequeñas y a nuevos estilos de vida.
Desde la perspectiva fiscal, los países enfrentan retos para equilibrar gasto público y recaudación. Una población que envejece sin reemplazo suficiente puede presionar sobre los presupuestos de salud y jubilaciones, y aumentar la deuda pública si no se adoptan medidas de planificación financiera a largo plazo.