SWAN UPPING

"Señor de los Cisnes", el insólito título del rey Carlos III

Una antigua ceremonia real convierte al monarca en protagonista de un censo de cisnes en el río Támesis

BAE Negocios

Cada julio, el rey Carlos III cumple con una de sus tradiciones más curiosas. Durante cinco días, supervisa desde tierra firme el conteo de cisnes en el río Támesis, una ceremonia que se conoce como Swan Upping y que combina historia, conservación de fauna y colorido real. Por eso, desde hace siglos, el soberano británico lleva un título poco común: Señor de los Cisnes.

En esta actividad participan remeros vestidos con uniformes escarlata, que patrullan un tramo del río desde Sunbury hasta Abingdon. La escena parece sacada de otra época. Cuando encuentran una familia de cisnes, los remeros rodean las embarcaciones, levantan a los jóvenes del agua, los pesan, los miden y revisan que no estén heridos o enfermos.

El encargado de liderar la expedición es David Barber, que lleva más de 30 años al frente del operativo como Marcador de Cisnes del Rey. Lo acompaña un veterinario y representantes de dos gremios medievales londinenses: los Vintners y los Dyers. Estos grupos, junto con la corona, conservan desde el siglo XV el derecho simbólico de propiedad sobre algunos cisnes del Támesis.

Conteo de cisnes | Foto: Reuters 
Conteo de cisnes | Foto: Reuters 

El origen de esta ceremonia se remonta al siglo XII. En aquel entonces, los cisnes mudos (la especie más común en Reino Unido) eran considerados una delicadeza en los banquetes reales. Con el tiempo dejaron de comerse, pero el rey mantuvo la tradición de identificarlos, y hoy la actividad cumple una función clave: monitorear la salud de estas aves y registrar su población.

La edición de este año arrancó con preocupación. En 2024 solo se detectaron 86 crías, una baja del 45 por ciento respecto a hace dos años. La principal causa, según explicó Barber, fueron los brotes de gripe aviar que afectaron a las aves en todo el Reino Unido. Aun así, las condiciones del río mejoraron en los últimos meses, lo que podría beneficiar a los cisnes más jóvenes.

Como parte del operativo, los ejemplares son anillados con un número único de identificación para estudios científicos. Además, la ceremonia invita a chicos de escuelas primarias a presenciar el conteo. “Saben un montón sobre cisnes y siempre hacen preguntas muy curiosas”, contó Barber.

Entre barcos de madera, gritos de “¡All up!” y plumas al viento, el Swan Upping se mantiene como una postal viva del pasado, que sigue vigente en pleno siglo XXI. Mientras tanto, Carlos III sigue siendo, al menos por tradición, el Señor de los Cisnes.

 

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