SECTOR EN CRISIS

Trabajadores metalúrgicos del norte de Francia paran ante posible cierre de fábricas

La industria siderúrgica en Francia enfrenta una nueva crisis con huelgas masivas en el norte del país, mientras crecen los temores por cierres y pérdidas de empleos

BAE Negocios

Los trabajadores metalúrgicos del norte de Francia comenzaron una huelga general en protesta por el posible cierre de varias plantas clave en la región. Este conflicto surge tras el anuncio de estudios de viabilidad económica para las fábricas de ArcelorMittal y Vallourec, dos gigantes de la industria que representan miles de empleos directos y aún más en las cadenas de suministro locales.

 

Sector estratégico en riesgo

La región norte de Francia, típicamente dependiente de la industria pesada, enfrenta un panorama incierto. Según informes sindicales, más de 5.000 empleos están en juego, mientras las empresas evalúan el impacto de la transición energética y los costos operativos en Europa. La Confederación General del Trabajo (CGT) advirtió que el cierre de estas plantas podría desencadenar un colapso económico en ciudades industriales como Dunkerque y Valenciennes, donde la siderurgia es el principal motor económico.

ArcelorMittal defendió su postura argumentando que los cambios en la demanda global de acero, junto con la presión para reducir las emisiones de carbono, han afectado significativamente la competitividad de las operaciones en Europa. Sin embargo, los sindicatos critican la falta de inversión en tecnología verde que podría haber permitido mantener la producción y salvar los puestos de trabajo.

 

Impacto económico y social

El cierre de las plantas no solo afectaría al empleo directo, sino también a millas de trabajadores de empresas proveedoras en sectores como transporte, energía y servicios. De acuerdo con un informe de la Cámara de Comercio e Industria del Norte, la siderurgia representa hasta un 12% del PIB regional. Su desaparición implicaría un golpe severo no solo para las familias trabajadoras, sino también para las finanzas municipales, ya que estas fábricas contribuyen significativamente al presupuesto local a través de impuestos y tasas.

La huelga, que ya paralizó operaciones en las principales plantas, incluye bloqueos en los accesos a los complejos industriales y manifestaciones en ciudades clave. Los sindicatos exigen garantías de empleo y la implementación de planos de reconversión industrial que permitan adaptar las plantas a las exigencias del mercado global sin abandonar la producción.

 

Presión sobre el gobierno

La protesta pone en una posición delicada al gobierno de Emmanuel Macron, quien ha prometido priorizar la transición energética sin comprometer la competitividad económica. Los trabajadores reclaman una intervención estatal para evitar los cierres y garantizar inversiones en proyectos sostenibles que permitan modernizar las plantas y mantener los empleos.

Sin una resolución inmediata, el conflicto amenaza con escalar, aumentando las tensiones en una economía ya afectada por el alza de precios de la energía y la desaceleración del crecimiento industrial en Europa.

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