Una ciudad prohibió adoptar gatos negros cerca de Halloween: la inquietante razón
Se denegarán las solicitudes de adopción de gatos negros hasta el 10 de noviembre por una triste razón. Estos felinos podrían sufrir por rituales cerca de Halloween
Los gatos negros, históricamente envueltos en supersticiones y leyendas de mala suerte, tendrán un respiro en Terrassa, una ciudad catalana que decidió suspender su adopción en las semanas cercanas a Halloween. La medida busca prevenir posibles rituales o prácticas crueles en los que estos animales podrían ser utilizados.
El Servicio de Bienestar Animal de Terrassa informó que entre el 1 de octubre y el 10 de noviembre se denegarán todas las solicitudes de adopción o acogida de felinos negros para evitar “situaciones de riesgo derivadas de supersticiones, ritos o usos irresponsables”. La resolución, anunciada el 6 de octubre, se tomó “con motivo de la llegada del periodo de Halloween”, según comunicó el municipio.
Las autoridades remarcaron que “esta medida tiene carácter estrictamente preventivo y temporal y no implica ninguna discriminación en relación con el color o las características de los animales”.
El concejal de Bienestar Animal, Noel Duque, defendió la decisión y explicó que el ayuntamiento “no podía mirar hacia otro lado” frente a “un tema tan tétrico”. En su perfil de Facebook, Duque aparece junto a un gato, símbolo de su compromiso con la protección animal. Según datos oficiales, en Terrassa hay cerca de 9.800 gatos.
Por qué los gatos negros están asociados a la mala suerte y a los rituales
La fama de los gatos negros como presagio de desgracias se remonta a la Edad Media, cuando se los vinculaba con la brujería y los cultos paganos. En esa época, se creía que las brujas podían transformarse en estos animales para pasar desapercibidas o que los gatos eran sus “familiares” o acompañantes espirituales.
Aunque con el tiempo esa superstición perdió fuerza, todavía persisten prejuicios. Durante Halloween, algunos refugios alertan cada año sobre un aumento en las adopciones impulsivas de gatos negros —en muchos casos con fines de rituales o, incluso, sacrificios—. La situación llevó a Terrassa a implementar la restricción en la adopción cerca de estas fechas.