En una noche dominada por el azúcar, un tubérculo humilde empezó a robarle el protagonismo a las barras de chocolate. En distintos barrios de EEUU y Canadá, algunos hogares optan por repartir papas en lugar de caramelos, y los chicos no solo las aceptan: las celebran con entusiasmo.

La clave de su éxito podría residir en el “encanto de lo absurdo”: en un contexto donde lo predecible cansa, la sorpresa genera una reacción más genuina y memorable. “Los chicos ya van a tener la almohada llena de caramelos de todos modos. La papa provoca una risa genuina, de panza”, dice Jere Chang, maestra de Atlanta que se sumó a la tendencia. Esa mezcla de desconcierto y diversión parece ser parte del hechizo: el asombro de recibir algo tan fuera de lugar que se vuelve irresistible, según una nota publicada en The Wall Street Journal.

El movimiento nació hace dos décadas en Lancaster, Pensilvania. Pat Foy, su creador, quiso “devolverle el truco al trick-or-treat” ofreciendo a los niños elegir entre un caramelo o una papa. La ocurrencia, inspirada en su herencia irlandesa, se volvió ritual cuando los chicos empezaron a formar largas filas frente a su casa. Hoy es conocido como “el hombre de la papa” y mantiene su regla inquebrantable: “Es una elección, no se puede llevar ambas”.

Foy asegura que compra las papas más grandes que encuentra, y que elige cada una como si fuera un premio. Su casa se convirtió en parada obligada del barrio: los padres se ríen, los chicos posan con sus papas y algunos hasta las conservan como recuerdo. “Soy prisionero de mi propia broma”, admite entre risas al diario de Nueva York.

Las redes sociales amplificaron el fenómeno. El agricultor canadiense Tyler Heppell compartió videos en los que los chicos eligen con alegría sus papas, y acumuló cientos de miles de vistas. En uno de ellos, un niño muestra orgulloso la papa del año anterior, que guardó “como mascota”.

Potatoes USA, la organización que agrupa a los productores, aprovechó la ola para lanzar la campaña “trick-or-tater”, con recetas como las “Devilish Potatoes”, una versión espeluznante y temática de un plato clásico. En su sitio, incluso promueven ideas para decorar las papas con rostros tallados o capas diminutas, como si fueran pequeños personajes de Halloween.

Las papas son un nuevo símbolo de Halloween y sorprenden a los niños que piden "dulce o truco"

No todos caen bajo el encanto. En Nueva Jersey, Eda Kalkay comprobó que la mayoría de los niños sigue prefiriendo los dulces. Pero su experiencia confirma el sentido de la moda: la papa de Halloween no compite en sabor, sino en sorpresa.

En una época de fiestas saturadas de azúcar y consumismo, este gesto mínimo —entregar una papa con una sonrisa— se convierte en un acto de humor, casi de resistencia. En cada bolsa de truco o trato, el tubérculo se transforma en un souvenir del absurdo: un recordatorio de que todavía hay lugar para el juego inesperado.