En un reciente incidente en Estados Unidos, siete personas fueron detenidas por irrumpir en la oficina del presidente de Microsoft, Brad Smith.

La protesta se centró en los lazos de la empresa con las fuerzas israelíes, en un contexto donde la ofensiva sobre la Franja de Gaza ha resultado en la muerte de cerca de 62.900 personas en menos de dos años.

Entre los arrestados se encuentran tanto empleados actuales como antiguos trabajadores de Microsoft, lo que refleja una creciente preocupación interna sobre las políticas de la empresa.

El colectivo No Azure for Apartheid lidera estas movilizaciones, exigiendo que Microsoft rescinda todos los contratos de su programa Azure con el Ejército y las autoridades israelíes. Además, piden que se indemnice a los palestinos afectados por estas acciones.

La polémica se intensificó tras una investigación que reveló que el Ejército israelí almacenó millones de llamadas telefónicas interceptadas a palestinos en servidores de Microsoft en Europa. Este tipo de protestas no es nuevo para la empresa, que ya enfrentó situaciones similares la semana pasada.

El propio Brad Smith confirmó que al menos dos de los arrestados son empleados de Microsoft, lo que subraya la división interna sobre el tema.

La situación ha generado una multitud de manifestantes junto al edificio, reflejando un creciente descontento con las decisiones corporativas. Este caso pone de relieve la complejidad de las relaciones empresariales en un contexto geopolítico tenso, donde las decisiones de una compañía pueden tener repercusiones significativas en el ámbito internacional.

Con información de Europa Press.