VENTA CALLEJERA

Radiografía de los manteros que aún resisten en la calles de la Ciudad de Buenos Aires

Hasta el año pasado, había 50.000 vendedores en las calles porteñas, hoy quedan apenas 15.000

gmoreno

El mapa de los vendedores de la vía pública porteña cambió en los últimos meses. Tras varios operativos de desalojo y allanamientos en los que les incautaron mercadería,  bajó el número de vendedores, que ahora peregrinan por las pocas ferias que quedan en pie o venden parados en diversas zonas. Pasaron de 50.000 a menos de 15.000 la cantidad de vendedores en las calles porteñas.

En agosto de 2024, BAE Negocios relevó junto a Vendedores Libres cuántos trabajadores de la vía pública existían en el país y el número rondaba el medio millón, incluía manteros, feriantes y vendedores ambulantes. De los cuales entre 50.000 y 60.000 vendían en la Ciudad de Buenos Aires

En una sola cuadra de avenida Avellaneda al 2900 en el barrio de Flores llegaron a juntarse para diciembre de 2024 un total de 216 manteros, batiendo un récord histórico. Si bien era una de las cuadras más buscadas promediaba los 100 manteros, nunca tanto como la para las fiestas el año pasado.

La radiografía de los trabajadores que venden en la calle cambió tras los desalojos de Parque Patricios, Constitución, Retiro. Flores, La Boca, Parque Centenario y ahora Parque los Andes. Para los que no conocieron Parque Los Andes, ocupaba varias plazas desde la puerta del Cementerio de Chacarita, por Corrientes hasta Jorge Newbery y por Guzmán, la calle que da al paredón del cementerio.

Si bien es una feria que comenzó tímidamente hace unos 7 años, recuerdan los más memoriosos, en el último año con los desalojos de otras ferias porteñas fue la feria que le dio abrigo a todos. Los trabajadores estaban firmes los sábados, domingos y feriados, tenía aproximadamente entre 5.000 y 6.000 manteros.  Para poder conseguir un espacio en la plaza par tirar la manta había que ir muy temprano, a las 7 horas ya había que estar. Si bien la mayoría de los manteros eran de la Ciudad de Buenos Aires había otros tantos que venían de lejos y para asegurarse el lugar se quedaban a dormir en el parque. Son jubilados, desocupados, empleados estatales que fueron despedidos, jóvenes estudiantes que van a vender libros, pero la mayoría son jefas de hogar.

Nadie pagaba nada por tirar su manta. Se podía vender de todo menos celulares, tecnología y cuchillos. La mayoría eran mujeres, jefas de hogar que tiraban su manta para vender ropa usada, artículos de bazar usados, zapatos, bijou y libros. También había alguno que vendía ropa nueva, pero eran los pocos. La feria era recorrida por mucha gente de clase media empobrecida que iba a encontrar joyitas entre tanta ropa usada. Algunos manteros vendían en percheros ropa usada de marca importada, pero a precios 10 veces menor. Una camisa usada de marca importada de $100.000 podía estar $10.000, pero todos los manteros tenían un sector saldos donde ofrecían prendas por $1.000, $2.000 o $3.000. 

Nadie que pisara la feria se iba con los brazos vacíos, porque había opciones para todos: para los que podían pagar una camisa $1.000 o los que podían elegir una de marca a $10.000. Era una zona tranquila, donde la idea era vender y ganarse el sustento semanal.

Anita es jubilada y discapacitada visual y vendía en Parque Los Andes. “No me alcanza para llegar a fin de mes, no podía pagar los impuestos, odio que me ayuden mis hijos. Estuve en Parque Patricios y nos echaron como ladrones, lo mismo nos pasó en Parque Centenario y encima le llevaron las cosas a la gente. En Parque los Andes vinieron a desalojarnos, hicieron allanamientos y se llevaron toda la mercadería. Nos amedrentaron y nos asustaron, pero no pueden decir tantas mentiras. El gobierno porteño quiere esconder los pobres bajo la alfombra. No voy a desaparecer necesito pagar mis cosas y comer, de ser posible. Nos iban a ayudar a tener un puesto y nos dejaron tirados en la calle. Tengo 69 años, te parece que tengo la necesidad de pasar por esto. Nos sentimos un poco solos. Yo creía que esta era mi ciudad, pero nos echan de todos lados y no nos dejan trabajar. Que armen una feria con puestos para que podamos vender”, señaló Anita.

La Turca es otra mujer que hace años la pelea vendiendo en la calle. “Fuimos de las primeras que llegamos acá, éramos 20. Necesitamos poder trabajar, pese al desalojo estuvimos reclamando que nos den un puesto para poder vender. Yo sacaba para los gastos de la semana, a veces y otras ni eso. Sabes cuánta plata tengo en el bolsillo? $200, decime que hago. El sábado volvemos a protestar en el parque Los Andes y estamos juntando firmas de los vecinos, que se acercaron gentilmente a apoyarnos”, señaló la turca.

Un señor norteño, de saquito gris y gorrita marrón está sentado desconsolado. “Me quitaron todo, mi trabajo, mis condimentos, no me dejaron nada”, dijo. Otra señora da su testimonio muy angustiada y enojada, tiene 90 años es jubilada y no llega a fin de mes, vende lo que hacer con sus propias manos. Armaron una cuenta en IG @losmanterosdechacarita tratan de subir los testimonios de los trabajadores y buscan apoyo para que les den un lugar para vender. Así como hay una feria en Corrientes entre Jorge Newbery y Dorrego que vende lo mismo, ropa usada, objetos de bazar y antigüedades usadas, los manteros de Parque Los Andes piden agrandar la feria.  

La gran pregunta es cómo hacen los trabajadores de la vía pública para poder seguir ganando su sustento. “La feria que resiste es la de manteros de Mataderos, ubicada en Lisandro de la Torre y Directorio, a unas cuadras de la feria artesanal y del escenario principal. Cada fin de semana hay 5.000 manteros, pero viven con temor a ser desalojados. Muchos vendedores, alrededor de 10.000 venden en Once y en Flores a la tardecita cuando aflojan un poco los controles”, señala Omar Guaraz de Vendedores Libres. 

Buena parte de los trabajadores ahora se van a zona sur o a zona oeste a vender, donde todavía pueden vender en zonas comerciales. “No nos dejan vender en ningún lado, algunos vendemos parados con la mercadería en la mano, porque estamos autorizados por el artículo 99 del código contravencional. Pero igual nos corren, desde octubre pasado que empezaron los allanamiento tuvimos 212 vendedores detenidos. Encima nos desalojan y allanan los lugares donde guardamos la mercadería, casi siempre los operativos son impulsados por la fiscal Celsa Ramírez, de la fiscalía 35, que hasta nos hizo una causa y salimos sobreseídos por reclamar un lugar para trabajar”, contó Guaraz.

Sumado a que la venta cayó, la inflación sube y crece el desempleo, no “los vendedores no van a desaparecer, siempre vamos a estar buscando un lugar para vender y juntar algo para comer”. 
 

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