MOVIMIENTO OBRERO

CGT: candidatos y desafíos en la previa a su primera renovación en la era Milei

La central obrera se encamina a una transición clave atravesada por tensiones internas, señales cruzadas hacia la política y el desafío de recuperar protagonismo frente al ajuste libertario 

lautalan

Además del conflictivo escenario salarial y del cercenamiento de derechos laborales por parte del gobierno libertario, la CGT afronta su próxima renovación de autoridades antes de que finalice 2025, cuando se cumpla el mandato de los actuales cosecretarios generales. Una instancia atravesada por la convivencia de diferentes pareceres dentro de la central obrera, que van desde la relación con la Casa Rosada hasta la “grieta sindical”, con Cristina Fernández como faro de referencia.
Dentro del actual esquema de triunvirato, el debate ya incluye la posibilidad de regresar al formato de un único secretario general al frente de Azopardo. Y la carrera interna ya tuvo, en la previa, dos alejamientos anunciados: Héctor Daer y Carlos Acuña confirmaron que dejarán la estructura.


Para esta renovación que se avecina hay especulaciones varias, “autopercepciones” de plafón para coronar, y elementos a la vista de cualquiera con algo de noción sobre el tablero gremial. Destaca, entre otras definiciones, la opinión de un dirigente con peso en el movimiento obrero: el titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró. Su voto cantado fue para el secretario general de la UOM, Abel Furlán. Sin titubeos, Biró sostuvo: “Furlán sería mi candidato para dirigir la CGT, con los ojos cerrados”.
Más allá de espacios compartidos o no, Biró señaló a Furlán como un dirigente que le inspira “admiración y respeto. Es humano. Tiene siempre la postura correcta. Habla poco y hace mucho. Es un dirigente de peso que hace ruido cuando camina”. Es inevitable destacar que el número uno de la UOM integra el círculo de confianza de Cristina Fernández, y que recientemente suscribió un reclamo formal a la CGT para modificar el perfil de la central, más allá de la “unidad en acción”.
Desde esa empatía política y sindical, Biró amplió su mirada en diálogo con AM 530:
“Los dirigentes tenemos mucho malestar porque el movimiento obrero argentino no puede permanecer en silencio cuando se ataca la salud, cuando se golpea a nuestros viejos. Hay luchas que, como dirigente, no podés elegir si las das o no”. Y sin medias tintas criticó el presente cegetista: “No me llama la atención que la CGT discuta con los empresarios. Lo que llama la atención es que lo hagan sin planes de lucha. Nadie negocia con débiles. Si no, se aceptan imposiciones”.
En línea con la convocatoria del Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y el Salario Justo, remarcó que la gestión libertaria se da en medio de “un saqueo de los salarios y una flexibilización laboral”.

Póker de chances

Para completar al menos una grilla de cuatro nombres que podrían asumir si la CGT regresa al esquema de un único secretario general, aparecen el titular de la UOCRA y actual representante obrero en el Consejo de Mayo, Gerardo Martínez; el responsable de Prensa y Comunicación de Azopardo, Jorge Sola; y Sergio Palazzo, secretario general de la Asociación Bancaria (AB) y diputado nacional.

Furlán, Sola, Gerardo Matínez y Palazzo, línea de 4 en cuestión
Furlán, Sola, Gerardo Matínez y Palazzo, línea de 4 en cuestión "candidatos" para la CGT 


Martínez, además de ser la voz de la CGT ante la OIT, mantiene su predicamento dentro del sector dialoguista y dominante de la central. Incluso para sumarse al Consejo de Mayo logró el aval del consejo directivo en medio de fricciones internas, gracias —según se reconoce— a su “manejo de los tiempos y escenarios”.
En paralelo, y a modo de “dato de color”, vale recordar que otros titulares de Prensa en Azopardo llegaron a conducir la CGT, como Saúl Ubaldini o el actual triunviro Héctor Daer, quien fue responsable de prensa durante la conducción de Antonio Caló. En ese marco, la articulación comunicacional de Jorge Sola también despierta algunas simpatías para convertirse en número uno de la central.
En tanto, Sergio Palazzo —nombrado cada vez que se renuevan autoridades como “candidateable”— integra el círculo de confianza de Cristina Fernández, articula con otros gremios que apuestan a endurecer el perfil obrero frente al oficialismo libertario, y transita el devenir del sindicalismo dejando de lado incluso una objeción tácita que suele mencionarse con una sonrisa: “Palazzo es radical”, disparan algunos, sin poner el mismo énfasis en dimensionar los logros del bancario y su equipo en la negociación colectiva y en la defensa de derechos.
El reloj ya marca el tiempo hacia un nuevo congreso de renovación. Y condimentos no faltan.

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