El silencio de Villarruel: sin directivas de Casa Rosada, el pedido de sesión por los jueces sigue cajoneado
Si Villarruel no convoca, UxP puede intentar forzar la sesión con la ayuda de 3 opositores. A nadie le conviene abrir el recinto esta semana. La carta de Ficha Limpia y Bahía Blanca
La vicepresidenta Victoria Villarruel aún no toma una decisión ante el pedido de sesión de Unión por la Patria para tratar los pliegos de los jueces de la Corte Suprema este jueves a las 12. Si bien el oficialismo presionó con Ficha Limpia y la emergencia en Bahía Blanca, abrir el recinto esta semana no parece viable y, mientras aguardan a que la Casa Rosada delinee una estrategia, la vice busca reunir a los jefes de bloque.
Los desacuerdos por los jueces dificulta que la oposición consiga los 37 para forzar la sesión. Si Villarruel no la convoca, UxP deberá asegurarse su quórum para intentar abrir el recinto igual. Ya lo ha intentado el año pasado, sin éxito: quedaron solos para tratar el Presupuesto Universitario y el DNU de los fondos de la SIDE, el cual después fue rechazado. En esa oportunidad, pensaron que iban a contar con ayuda de los radicales pero los plantaron.
Para este caso la situación es parecida. La bancada de José Mayans debe convencer a tres legisladores para que los acompañen en el quórum, pero ninguno quiere exponerse a esa jugada con el kirchnerismo, salvo Martín Lousteau. Podrían sumar a Guadalupe Tagliaferri, larretista del PRO; todos a favor de voltear, especialmente, a Manuel García Mansilla, quien ya funciona como juez de la Corte Suprema tras el decreto del presidente Javier Milei. Son los mismos que firmaron el dictamen de rechazo la semana pasada.
Pero el resto de la UCR se mantiene reticente con voltear a Mansilla: el giro del bloque se dio porque aceptó ser designado por decreto, cuando en la audiencia del Senado había dicho lo contrario. Pero el radicalismo, en principio, estaba a favor de votarlo. El único que podría colaborar con Lousteau es Pablo Blanco, principal crítico de la designación en comisión por los jueces, pero su colaboración para el quórum -con o sin convocatoria- sigue siendo una incertidumbre.
Si bien Maximiliano Abad también defiende que rechazar los pliegos es para defender la institución del Senado, él no quiso poner la firma para destrabar el dictamen de Mansilla para no fomentar la “especulación” -lo cual le provocó un fuerte choque con el propio Lousteau en la comisión de acuerdos la semana pasada-.
Con este antecedente, el único que podría colaborar con el kirchnerismo, Lousteau y Tagliaferri para forzar una sesión sin convocatoria es el exlibertario Francisco Paoltroni, quien espera con ansias ponerle la luz roja al segundo candidato, Ariel Lijo, por lo que su presencia está asegurada en una eventual sesión. Pero para el peronismo eso no es del todo útil: a diferencia de la unanimidad en contra de Mansilla, el pliego del juez federal genera inquietudes.
Trascendió que siguen habiendo al menos 14 senadores de UxP que quieren aprobar a Lijo, especialmente luego de que él no renunció a su juzgado -el requisito que le puso la Corte Suprema para tomarle juramento- tras ser designado por decreto.
En este contexto, la oposición no tiene mucho margen para forzar la apertura del recinto sin una convocatoria de Villarruel. Pero, por otro lado, la vice también entiende que los votos para rechazar a ambos pliegos están y, de pedirla, el Gobierno recibirá el cachetazo del Senado.
El oficialismo presionó con un pedido de sesión para tratar Ficha Limpia, que tampoco tiene los votos asegurados todavía, y la declaración de emergencia de Bahía Blanca, aunque no tiene fecha de convocatoria. Como contó este medio, la idea era que Villarruel utilice este temario como excusa para pedir esa sesión y pisar la que pidió Mayans. Sin embargo, la estrategia todavía no está confirmada.
Mientras que Villarruel espera una orden de Balcarce 50, en la Cámara alta tratan de organizar una reunión de labor parlamentaria para que el cuerpo decida cómo proceder. Lo más probable es que sea este miércoles, sobre la hora, puesto que hoy martes hay una reunión Bicameral por el DNU del FMI y también hay reuniones partidarias que copan la agenda de los senadores.
En el Gobierno demostraron, al negarse a retirar los pliegos, que ellos no quieren dar marcha atrás con el pliego de Lijo y sostienen que un eventual rechazo de Mansilla no lo sacaría de su puesto. En ese sentido, confían en el criterio de la Corte Suprema, la cual deberá tener la última palabra en caso de que se judicialice a sus miembros. De todos modos, es probable que no quieran entregarle la sesión al kirchnerismo: más cuando, en extraordinarias, cuando la pidió el Gobierno, los dejaron sin quórum.