INVIERNO

El método escandinavo para ganarle al frío: cómo vestirse como una cebolla, pero con estilo

Inspirado en Suecia y Noruega, el sistema de tres capas permite enfrentar el invierno porteño sin resignar confort. Claves para no pasar frío, ni transpirar de más.

BAE Negocios

Las temperaturas bajo cero no son exclusivas del Ártico. En buena parte del país —y especialmente en ciudades como Buenos Aires, donde la humedad intensifica la sensación térmica— vestirse bien en invierno es mucho más que elegir un abrigo grueso. La clave está en el sistema escandinavo de "capas", también conocido como método cebolla.

Popular en países como Suecia y Noruega, esta técnica propone tres capas de ropa diferenciadas, pensadas para adaptarse a cambios térmicos y conservar el calor corporal sin generar exceso de transpiración.

La primera capa es fundamental: debe estar en contacto directo con la piel y cumplir una función térmica y de absorción. Las telas recomendadas son la lana merino o los tejidos sintéticos como el polipropileno, que alejan la humedad del cuerpo. El algodón, en cambio, no es recomendable: "retiene la transpiración y enfría al secarse, lo cual aumenta el riesgo de hipotermia", explican desde el Hospital de Clínicas de la UBA.

La segunda capa actúa como aislante. Puede ser un polar, un sweater grueso o prendas de lana, que atrapan el calor generado por el cuerpo. En entornos urbanos, esta capa también cumple un rol estético, y puede combinar funcionalidad con estilo.

La tercera capa, por último, debe ser impermeable y cortavientos. Camperas con tecnología repelente al agua, tejidos técnicos o simples rompevientos bien cerrados evitan que el aire frío penetre las capas internas.

Este sistema tiene otra ventaja: permite quitar o agregar capas según el entorno. Entrar a un colectivo con calefacción o a una oficina sin tener que soportar un abrigo sofocante es parte del diseño de esta lógica.

Estudios del Instituto de Biomecánica de Valencia y de organismos como la NASA —que aplica esta técnica en sus trajes espaciales— indican que se puede perder hasta un 30% del calor corporal por la cabeza y los pies. Por eso, los complementos son claves: gorros, cuellos, bufandas y medias térmicas ayudan a conservar la temperatura.

En Argentina, donde los inviernos combinan frío, humedad y calefacción desigual, aplicar este método mejora no solo el confort sino también la salud. El uso de capas también puede adaptarse al equipamiento escolar, laboral o para quienes trabajan al aire libre. Con la ropa adecuada, ni la humedad porteña ni la helada patagónica logran vencer.

 

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