Una iglesia instaló un Jesús hecho con IA para aconsejar a sus fieles
El experimento incluyó a un Jesús virtual que interactuó en 100 idiomas, generando opiniones divididas entre creyentes y académicos
En el corazón de la ciudad suiza de Lucerna, una pequeña iglesia de más de 800 años sorprendió al mundo con una iniciativa única: un avatar impulsado por inteligencia artificial que representa a Jesús. Este proyecto, bautizado como Deus in Machina, no solo trajo innovación al ámbito espiritual, sino que abrió un debate profundo sobre la fe, la tecnología y los límites de la modernidad en contextos religiosos.
Un salto tecnológico en el confesionario
Todo comenzó con una pregunta audaz en la iglesia Peterskapelle: ¿cómo podría la tecnología conectarnos con la espiritualidad de nuevas maneras? En colaboración con un laboratorio universitario especializado en realidad inmersiva, los responsables del templo decidieron sustituir temporalmente al sacerdote del confesionario por un Jesús diseñado con IA.
El resultado fue un espacio donde los visitantes podían hablar con una figura digital que respondía a preguntas en tiempo real y en hasta 100 idiomas. Con una advertencia clara de que no se trataba de un sacramento ni de una confesión, más de 1.000 personas—entre ellas turistas de diversas religiones—se animaron a interactuar con el Jesús virtual durante los dos meses que duró el experimento.
Marco Schmid, teólogo de la iglesia y uno de los líderes del proyecto, reconoció que la iniciativa generó tantas respuestas como preguntas. “Quisimos entender si las personas estarían interesadas en hablar con una figura espiritual digital. Y los resultados fueron sorprendentes”, señaló.
Entre los participantes, el 66% aseguró haber tenido una experiencia espiritual significativa, describiéndola como "positiva y enriquecedora". Pero no faltaron los críticos: algunos usuarios calificaron las respuestas del avatar como superficiales, comparándolas con frases típicas de un calendario.
Por otro lado, dentro de la comunidad religiosa, la instalación también dividió opiniones. Mientras que algunos católicos expresaron su incomodidad por el uso del confesionario para un experimento, sectores protestantes cuestionaron la representación de Cristo.
A pesar de las críticas, Deus in Machina despertó un interés generalizado, mostrando cómo la tecnología puede abrir nuevas puertas en el ámbito de la fe. Schmid reflexionó sobre las implicancias: "Creo que hay una sed de hablar con Jesús. La gente quiere tener una respuesta: quiere palabras y escuchar lo que dice. Creo que ése es uno de los elementos. Luego está, por supuesto, la curiosidad. Quieren ver qué es esto".
Sin embargo, también destacó los riesgos. La iglesia tomó precauciones extremas para evitar que el avatar emitiera mensajes contrarios a la doctrina o inapropiados, pero el riesgo siempre estuvo presente. Por eso, Schmid concluyó que esta experiencia es mejor dejarla en el ámbito experimental. “La responsabilidad sería demasiado grande para hacer esto de forma permanente”, afirmó.