Preocupación en el Vaticano, paciencia y reposo absoluto para el Papa Francisco

El Papa Francisco permanece internado en Roma por una compleja infección respiratoria. Compromisos cancelados y la continuidad de buen un gesto del corazón que repite desde hace meses con Gaza

BAE Negocios

En la habitación del décimo piso del Hospital Gemelli, el Papa Francisco atravezó su cuarta noche de internación. A sus 88 años, su cuerpo lidia con una neumonía bilateral que lo mantiene bajo estricta vigilancia médica. Según el vocero del Vaticano, Matteo Bruni, pasó la noche sin sobresaltos y, por la mañana, retomó su rutina: desayuno, lectura de los diarios y un momento de oración.

El Vaticano confirmó que Francisco padece una “neumonía bilateral” y su "cuadro clínico complejo requerirá de una hospitalización adecuada". En un comunicado, informó que "la infección polimicrobiana, surgida sobre un fondo de bronquiectasias y bronquitis asmática, y que ha requerido el uso de antibioterapia con cortisona, hace más complejo el tratamiento terapéutico", indicó el parte médico.

Los médicos son cautos. Aunque no tiene fiebre y sus parámetros vitales son estables, su edad y el desgaste de su salud en los últimos años obligan a extremar los cuidados. La recomendación es clara: reposo absoluto. Por eso, el Vaticano canceló la audiencia general del miércoles y la audiencia jubilar del sábado. La misa del Jubileo de los Diáconos, prevista para el domingo en la Basílica de San Pedro, será presidida por el arzobispo Rino Fisichella.

Sin embargo, el Papa no deja de lado su rol. A pesar del cuadro clínico complejo, sigue tomando decisiones desde su internación. Ayer, aceptó la renuncia de monseñor Jean-Pierre Blais, obispo de Baie-Comeau, en Canadá. Su dimisión llega en medio de una demanda colectiva que lo acusa de abuso sexual.

Francisco conoce el desgaste físico. En su juventud, perdió parte de un pulmón debido a una infección severa. En los últimos años, atravesó cirugías intestinales y problemas crónicos en la rodilla que lo obligaron a moverse en silla de ruedas. En esta ocasión, la bronquitis que arrastraba desde hacía una semana se complicó, y los médicos optaron por modificar su tratamiento antibiótico.

A pesar de la internación, mantiene su vínculo con los fieles. Como cada noche, se comunicó telefónicamente con la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza, un gesto del corazón que repite desde hace meses como muestra de su cercanía con los afectados por el conflicto en la región.

En las puertas del Hospital Gemelli, los fieles rezan por su recuperación. Mientras tanto, se espera un nuevo parte médico. Por ahora, la consigna es clara: paciencia y reposo absoluto para el Papa Francisco.

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