Oficialmente, finalizó el período de duelo por el fallecimiento del papa Francisco. El tradicional Novendiales impulsado por el Vaticano para recordar al Sumo Pontífice llegó a su fin y se abre formalmente la etapa del cónclave para la elección de su sucesor. 

Dominique Mamberti fue el cardenal encargado de ofrecer la última misa del luto oficial. Durante la mañana del domingo pasado, el marroquí recordó al papa Francisco como un hombre que llevó “hasta el extremo de sus fuerzas”. “Yo estaba a su lado el día de Pascua”, contó Mamberti durante la misa. 

Aquel domingo especial para la liturgia católica fue la última aparición pública con vida de Francisco, en donde se lo pudo ver paseando por la plaza de San Pedro, notablemente desmejorado. “Fui testigo de su sufrimiento”, dijo, pero, sobre todo, “de su determinación para servir al pueblo de Dios hasta el final”.

Mamberti es el encargado de anunciar al mundo la elección de un nuevo Papa. Luego de que el cónclave decida quién debe ocupar el trono de San Pedro, será el cardenal quien salga por el balcón del Vaticano para anunciar el tradicional “Habemus Papam”, luego de la fumata blanca, que confirma desde adentro la selección de un líder de la Iglesia Católica.

El cónclave es uno de los rituales más antiguos y secretos del mundo. Allí se van a congregar 133 cardenales que cumplen todos los requisitos para poder elegir a un nuevo Papa. La fecha decidida es el jueves 8 de mayo a las 16:00, hora italiana. A las 10:00, los cardenales asisten a “Pro Eligendo Pontifice”, una misa especial antes de comenzar el encierro en la Capilla Sixtina.

Los días previos al cónclave son claves: se determinan las medidas de seguridad necesarias para consolidar el secreto e intimidad histórica de esta ceremonia. El blindaje incluye la desactivación de las cámaras de seguridad dentro del Vaticano, se blindarán accesos y todo el personal ajeno a la votación deberá jurar absoluta discreción, como es el caso de la Guardia Suiza, personal médico y de limpieza.

En el medio del proceso de selección, el cónclave se mantiene comunicado con el exterior a través de la chimenea del Vaticano, que recientemente fue reinstalada por un grupo misterioso de personas. Al estar tan aislados, los cardenales solo tienen el color del humo para mantener actualizados a los fieles y al mundo entero: el humo negro significa que todavía no se llegó a un nuevo acuerdo para elegir al nuevo Papa. Sin embargo, si el humo es blanco, quiere decir que hay un nuevo líder que será presentado pronto.

 El humo blanco quiere decir que el cónclave eligió a un nuevo Papa. El humo negro, en cambio, significa que todavía no hay un nuevo líder de la Iglesia

La fumata se produce quemando las papeletas, apuntes y documentos de votación en una estufa instalada en la Capilla Sixtina, junto a algunas sustancias que producen el humo negro o el blanco. Para producir la fumata negra, se utiliza una mezcla de perclorato de potasio, antraceno y azufre. En cambio, para la fumata blanca, se emplean clorato de potasio, lactosa y colofonia, una resina natural.

La estufa que se usa para quemar las papeletas de votación es la misma desde 1939. En ella están grabadas las fechas de algunos cónclaves históricos. En 2005 se sumó una segunda estufa, especialmente diseñada para quemar las sustancias que generan el humo con color. Ambas estufas están conectadas al mismo conducto, que a su vez lleva el humo hasta la chimenea de la Capilla Sixtina. Para asegurar que el humo salga de forma visible, el sistema está equipado con resistencias eléctricas y un ventilador que impulsa la salida.