Plan Hornero: un programa para salir de la crisis

Estabilización del mercado de cambios, ayuda social y reactivación, las cuestiones claves

Andrés Asiain*

El actual programa económico condujo la economía a una crisis que no parece tener fin en el marco de las actuales políticas. Sin embargo, desde el oficialismo se insiste en su continuidad asegurando que el mismo será profundizado en caso de una reelección presidencial. Frente a semejante falta de reacción, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz elaboró un plan Hornero, un programa económico de gobierno, con propuestas para estabilizar las principales variables económicas y sociales, y relanzar la expansión de la economía argentina en el marco de nuevo modelo de desarrollo (alternativo al liberal primario exportador y al nacionalista industrialista).

El plan Hornero propone un programa de emergencia de 6 meses. El mismo tiene como uno de sus puntales la estabilización del mercado de cambios impulsando un cierre del ancho de bandas actual, con una intervención contundente en el MAE que oriente las expectativas y el mantenimiento del desdoblamiento de tasas vía Leliq. En caso de que esas medidas sean insuficientes y la economía atraviese un proceso de agudización de la corrida cambiaria y/o bancaria, se presentan 7 propuestas de intervención acumulativas para recomponer reservas, desalentar la demanda de divisas y el retiro de depósitos del sistema.

El programa de emergencia se complementa con una ayuda social para que todas las familias accedan a la canasta alimentaria, la aplicación de la ley de tarifas vetada por el presidente y el restablecimiento de ciertas regulaciones del BCRA que permitan un financiamiento extra de $ 44.000 millones de pesos para las PyMEs a tasas razonables. El costo de implementación de ese programa es entre 1,4 y 1,6% del PBI, equivalente a 6-7% del gasto (muy menor frente al 20% del gasto que equivale el pago de intereses del BCRA por las Leliq).

El costo del programa se estima en 1,7% del PBI y se realiza a partir de fideicomisos

Negociación

Ya atendida la emergencia socioeconómica, el plan Hornero propone un programa de reactivación macroeconómica basado en la creación de 500.000 puestos de trabajo en las áreas de vivienda, educación, salud, prevención de adicciones, deportes y seguridad. Los sectores fueron seleccionados por atender demandas sociales urgentes, tener elevados multiplicadores del empleo y un bajo derrame hacia la importación. El costo del programa se estima 1,7% del PBI (6,9% del gasto) y su financiamiento no presiona sobre el presupuesto público, ya que se realiza a partir de tres fideicomisos fondeados con parte de elevados encajes bancarios (menos del 17,4% del total, equivalente a la proporción de encajes sin remuneración, por lo que tampoco afecta mayormente la rentabilidad bancaria).

El plan Hornero incluye una propuesta para eliminar los elementos inerciales de la inflación, basada en una negociación con cámaras empresariales y centrales sindicales que permita establecer un congelamiento de precios de tres meses (con estabilidad cambiaria y de tarifas). Durante el congelamiento, se negocian paritarias en salarios reales, indexadas a ese período de congelamiento para los siguientes nueve meses. La indexación salarial atada a un período de estabilidad de precios permite reducir los componentes inerciales de la inflación, política que debe ser acompañada por un realineamiento de las tasas de interés y los contratos de alquiler. Una vez finalizados los nueve meses, se elimina la indexación salarial y las paritarias vuelven a negociarse en salarios nominales, para evitar procesos inflacionarios de retroalimentación salario-precio.

También se propone el prefinanciamiento de exportaciones vía línea de redescuento del banco central con créditos en pesos pero con el capital atado a la evolución del dólar (para evitar especulaciones cambiarias). Para evitar la dolarización del mercado inmobiliario y el excedente de la economía informal, se propone el lanzamiento de una cuasi-moneda indexada a la evolución de los precios (medidos por una institución independiente con participación de la oposición, cámaras empresariales y centrales sindicales). Por último, se discute la inviabilidad del actual perfil de vencimientos de la deuda externa y la necesidad de una restructuración con los privados y/o renegociación con el FMI.

Esperamos que el plan Hornero contribuya al necesario debate sobre las posibles prácticas económicas de un futuro gobierno, que busque apartarse del actual programa.

*Director CESO

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