Spiderman: sin camino a casa, la última película de Marvel (esta vez producida por Sony), vendió en la Argentina 1.119.867 entradas en su debut, y en los EE.UU. se convirtió en el tercer estreno histórico tras Avengers: Endgame y Avengers: Infinity War (otras dos entregas del mismo universo Marvel) con 253 millones de dólares en cuatro días, unos 100 millones por encima de las estimaciones promedio. El filme cambió todas las (golpeadas) estadísticas del cine en salas en la era Covid, y ya es por lejos la más vista del año.

También es la película del Hombre Araña de debut más exitoso. Hasta ahora era Spiderman 3, de Sam Raimi, que había estrenado con 151 millones de dólares. Pero esto sucedió en 2003 y habría que ajustar el precio de las entradas por inflación. Hecha la cuenta, estarían más o menos parejas ambas películas. Lo que también muestra hasta qué punto es impresionante.

Las razones del éxito combinan la necesidad de un gran entretenimiento en el mercado en la temporada de Navidad, que el público más fan de Marvel se lanzó masivamente a ver la película, y -esto es sustancial- una muy bie orquestada campaña de marketing. La gran pregunta de si los "viejos" Spiderman (los actores Tobey Maguire y Andrew Garfield) aparecerían en la película y el extremo secretismo con el que se trataron las probables filtraciones a las "sorpresas" del filme (dejemos de lado si tal cosa tiene o no sentido cuando se trata de arte) funcionaron bien y, al interés ya grande por la franquicia se sumó la curiosidad. Solo para comprender la proporción, la primera película de esta trilogía ("Homecoming") debutó con 115 millones de dólares y la segunda ("Far from home"), con 92 millones de dólares. La necesidad de volver al cine con un gran espectáculo "cálido" para el espectador fue, en este caso, determinante.