Solo por hoy: una ocasión especial
Disfrutar y vivir el presente es un fenómeno en extinción
"Solo por hoy deja de juzgarte y recuerda que vales más que lo que piensas". ¿Por qué nos cuesta tanto mantener nuestra mente en el tiempo y en el lugar en el que estamos? Incluso cuando sabemos lo beneficioso que puede ser conectarnos con el presente aparece una resistencia interna que nos dificulta hacerlo.
Algunas personas son incapaces de vivir el momento, de concentrarse en el ahora, y se convierten en adictos al pasado para poder vivir el presente. La expresión "carpe diem", del gran poeta romano Quinto Horacio Flaco, significa algo así como "aprovecha el momento", en el sentido de no malgastarlo. Sin embargo, nos resistimos a vivir el aquí y ahora.
Para nosotros, occidentales que vivimos en la era del consumismo y la productividad a cualquier precio, esta búsqueda del momento presente es casi un lujo. ¿Quién tiene tiempo de reducir la velocidad y saborear la brisa de la mañana o el olor del pan tostado? Todos vivimos con la sensación de tener que correr constantemente.
Nuestra vida diaria está sin aliento y soñamos con el fin de semana, con las próximas vacaciones o incluso con la jubilación. Vamos a trabajar pensando en la cena. El domingo está poblado de ansiedades pertenecientes al lunes. Nuestro presente parece tan aburrido y vacío que huimos de él. En una sociedad en la que se valora el rendimiento, el concepto de "aquí y ahora" puede sorprender o incluso puede ser sinónimo de pereza y de descuido.
El presente no es una foto estática, es parte de una película. Debemos saber de dónde venimos para construir el futuro. Solo con un propósito claro, que adquiere sentido para nosotros, realmente podemos tomarnos el tiempo para saborear el camino que conduce a él.
Si no nos hemos tomado el tiempo para disfrutar de los pequeños momentos de felicidad en nuestras vidas, porque estábamos demasiado ocupados para alcanzar el rendimiento y correr, tendremos la impresión de que nuestra vida carece de contenido. Simplemente sentirse vivo y saludable, aquí y ahora, puede ser una fuente de alegría.
Actualmente, disfrutar y vivir el presente es un fenómeno en extinción. Muchas veces nuestros días se vuelven rutinarios, nos despertamos, nos duchamos, desayunamos, vamos al trabajo, volvemos, cenamos y dormimos. Por consiguiente, es muy común terminar el día con una sensación de vacío. No disponemos de tiempo para pensar y al momento de dormir nos aborda toda clase de pensamientos.
Este no es solo un día más en nuestra vida, es el único día que se nos ha otorgado, el hoy. La vida nos lo ha permitido, es un regalo, es todo lo que tenemos aquí y ahora. Y la única respuesta apropiada a ese regalo es disfrutarlo, agradecerlo. En una palabra, vivir el presente. Nuestra mente gasta alrededor del 70% de su tiempo reproduciendo memorias y creando escenarios de "momentos perfectos". Solo en un 30% de nuestro tiempo estamos realmente viviendo el presente. Y el secreto de la felicidad consiste en abrir los ojos para poder ver todas esas cosas que suceden en nuestro presente, en el ahora.
Una de las cosas más bellas de la vida es su capacidad para sorprendernos diariamente. Así que dejemos de lado la pretensión de que todo lo podemos controlar y hagamos las paces con la incertidumbre. Goethe decía, con gran acierto, que el día es excesivamente largo para quien no lo sabe apreciar o emplear. Es cierto, más cuando ese alguien transita por el universo psicológico de la angustia y el desánimo.
Solo por hoy permitamos que todo fluya y que nada influya. Solo por hoy evitemos que la adversidad sea ese peso capaz de hundirnos, frustrando nuestras esperanzas y nuestro aliento por vivir. Solo por hoy dejemos ir todo aquello que nos influye con sus vientos oscuros, liberémonos de lo que borra nuestras sonrisas y, sencillamente, avancemos.
Las personas pasamos gran parte de nuestro tiempo preocupadas por cosas que ya han pasado o, peor aún, que todavía no han sucedido. Es una forma más de "cautividad". En el momento en que nuestro cerebro se desplaza del presente dejamos de comprometernos con la felicidad porque dejamos de comprometernos con nosotros mismos. Ahora se trata, simplemente, de disfrutar el aquí y ahora.
"Mi amigo abrió el cajón de la mesita de noche de su mujer y sacó un paquetito envuelto en un papel blanco.
Este no es un simple paquete, es ropa interior, aseguró.
Tiró el papel y observó la preciosa seda del conjunto y dijo: Lo compró la primera vez que fuimos a New York, hace ocho o nueve años. Nunca lo usó, lo guardaba para una ocasión especial. Bien, creo que esta es la ocasión adecuada.
Se acercó a la cama y apoyó el conjunto al lado de la ropa que llevaría a la funeraria: su mujer acababa de morir. Se giró hacia mí y me dijo: Nunca guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial."