Mundial: los científicos se olvidan de la racionalidad y tienen cábalas

Investigadores de distintas ramas reflexionan sobre esta práctica y señalan que son "respuestas al azar", a la incertidumbre de lo que no se puede manejar

Julieta Colomer (Télam)

Científicos que se declaran ateos pero le piden "al Diego que le dé fuerzas al Dibu" o que deciden ver el partido de la Selección en tal o cual plataforma o sentado de cierta manera para ayudar al éxito deportivo reflexionan sobre la práctica de las cábalas y señalan que estas "respuestas al azar", que pueden ser consideradas "un sesgo cognitivo", tienen "menos envergadura pero la misma racionalidad irracional de una creencia religiosa".

"Estoy convencido de que perdimos contra Arabia Saudita por mi culpa", dijo a Télam Pablo Alabarces, escritor, sociólogo y licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires. "Estaba en Salamanca, España. Tenía que dar una clase y fui a un bar a ver el primer tiempo. Argentina iba ganando 1 a 0 cuando tuve que cortar para dar la clase. Los 15 minutos siguientes los vi en una notebook y Arabia hizo los dos goles", agregó entre risas.

Alabarces dedicó 30 años de su vida a analizar el significado cultural, social, económico y político del fútbol, e "inventó" un tipo de pensamiento científico sobre este fenómeno al que incorporó la dimensión pasional e identitaria presentes en toda práctica social.

"Adoptar un método científico riguroso no me priva de que en los 90 minutos del partido sea un tipo cabulero, cuidadoso de fijarme dónde me siento o considerar qué pasa si me cambio de lugar, con quién tengo que verlo y con quién no", comenzó contando. "La cábala pertenece al pensamiento supersticioso, que es tan antiguo como la humanidad. Tiene menos envergadura pero la misma racionalidad irracional de una creencia religiosa", apuntó el sociólogo.

Para el biólogo Sebastián Preliasco, "en la cábala existe un cierto empirismo, que no es científico. La racionalidad de la cábala se basa en el pensamiento mágico, el cual sostiene que las personas atribuyen poder a los objetos para incidir en la realidad. La ciencia, al contrario de la religión, no asume que un Dios gobierne el mundo, o que las personas tengan la capacidad de transferir poder a los objetos para que incidan en la realidad, cosa que sí sostiene el pensamiento mágico", reflexionó. 

Por su parte, el matemático y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Fernando Bifano, destacó: "La cábala en definitiva es manipular el azar a nuestro antojo. Hay una necesidad de poder incidir en la realidad y la gente la canaliza de ese modo", señaló.

Según Diego Golombek, doctor en Ciencias Biológicas y divulgador científico, especialista en cronobiología, "se trata de un sesgo cognitivo, es decir una forma con la cual vemos el mundo que refiere a una dificultad para diferenciar entre causa y correlación". "Cuando te ponés la camiseta al revés y gana Argentina, eso es una correlación. Es decir, a dos cosas que pasan por absoluta casualidad, nuestro cerebro suele otorgarle causalidad", agregó.

"Esa es la base de las cábalas. Si vi el partido con fulano o comí tal cosa o me senté de tal manera y ganamos, algo que es absolutamente azar y absolutamente correlación, a esto nuestro cerebro le otorga causalidad. Aunque sepamos que es absoluto azar", explicó Golombek. 

En tanto, "la cábala es la respuesta al azar", enfatizó Preliasco. "Es la respuesta a la incertidumbre, a lo que no podés manejar, aquello que no está determinado ni por tu esfuerzo ni por tu estrategia, sino que son contingentes que ocurren en el juego que, de repente, dan vuelta el resultado. En el fondo se trata del modo en que nos involucramos y participamos", puntualizó.

Para Bifano: "la dimensión colectiva de la cábala es lo que encuentro interesante. Para identificarnos con algo o sentirnos parte de ese algo, solemos repetir determinados rituales con otros y otras".

Por lo pronto, cuando juguemos contra Croacia, aseguró Golombek, "voy a ver el partido en la TV Pública con todo el equipo de ´Noche de mente´ (el programa donde este divulgador científico desarrolla sus columnas) y, obviamente, nos vamos a sentar cada uno en el mismo lugar, vamos a comer exactamente lo mismo y vamos a vestirnos de la misma manera, porque no hay ciencia que valga", declaró entre risas.

 

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