El aumento en la cotización del dólar en lo que va de julio, que en el segmento minorista alcanza hasta el momento al 6,17%, generó preocupación por su posible impacto en los precios de los diferentes bienes y servicios que integran la canasta de consumos de la población, en particular los alimentos.

No obstante, los relevamientos conocidos no dan cuenta de un traslado -al menos en lo inmediato- de esa suba de la cotización de la moneda estadounidense en los precios de los alimentos que, por el contrario, muestran una evolución en las primeras tres semanas del mes que podrían anticipar un incremento inferior al registrado en junio.

Según el último informe de la consultora LCG, julio muestra una progresión descendente en los precios de los alimentos, con un incremento del 0,7% en la primera semana, 0,3% en la segunda y 0,1% en la tercera, con un acumulado en lo que va de julio del 1,1% y un acumulado mensual (en rigor, las últimas cuatro semanas) del 1,6%.

 

La desaceleración en los precios quedó reflejada en la caída de los índices mensuales, que de un pico del 2,6% al inicio del mes cayó al 1,8% y luego al 1,6%, en un recorte de un punto porcentual en dos semanas.

 

Los estacionales se dieron vuelta

 

A diferencia de lo que venía ocurriendo en los últimos meses, en los que la caída en los precios de los productos estacionales -principalmente frutas y verduras- se constituyó en el “aliado” de la desaceleración de la inflación general, la tercera semana de julio los tuvo como uno de los principales impulsores, compensados por las bajas de otros dos productos que, a su vez, revirtieron su tendencia alcista, como las carnes y las bebidas.

El detalle de inflación semanal relevado por LCG mostró un aumento del 3,5% en las Frutas y del 1,3% en las Verduras, en tanto los rubros Carnes y Bebidas e infusiones para consumir en el hogar aportaron su contrapeso, con bajas del 0,1% y 3,9%, respectivamente.

 

En el mes es otra cosa

 

Pero el acumulado mensual ofrece una característica absolutamente opuesta, ya que Carnes y Bebidas fueron los rubros que mayor incidencia tuvieron en la inflación general de los alimentos, por el impacto residual de las tres semanas anteriores.

Las carnes tuvieron un aumento mensual del 2,3%, con un impacto en el nivel global de 0,72 punto porcentual, mientras que las bebidas e infusiones subieron 4% e incidieron en 0,56 punto; es decir que entre los dos representaron el 80% de toda la inflación de alimentos.

 

En ese marco, LCG puso de relieve la “fuerte dispersión” entre las diez categorías que integran su medición, con una brecha de 5,6 puntos porcentuales entre la mayor suba (el mencionado 4% de bebidas) y la baja más pronunciada (-1,6% en Condimentos y otros productos alimenticios).