FESTIVAL DE CINE

Albertina Carri presentó su última película en Rotterdam con foco en la diversidad

Tuvo su premier mundial en la sección oficial competitiva "Big screen"

Fernando E. Juan Lima

El gran público tomó conciencia de la existencia de una autora cinematográfica a la que debería prestarle atención con la conmoción causada con el estreno de Los Rubios en 2003. Algunos cinéfilos más radicales habían detectado en su radar la aparición de ese OVNI que era el cortometraje Barbie también puede estar triste (2002). 

Sin embargo, ya el año anterior el Festival Internacional de Cine de Rotterdam había programado No quiero volver a casa (cuya premier había tenido lugar en el BAFICI, lo mismo que la de Los rubios).


No quiero volver a casa era una coproducción argentina con Países Bajos, lo que da cuenta de la importancia del IFFR y de la Hubert Bals Fund en la génesis del “Nuevo Cine Argentino” en las últimas décadas del siglo pasado. Albertina Carri acompañó la presentación de aquel primer largometraje en Rotterdam. 

 

 

Si bien algunas de sus películas pasaron por el festival (Los rubios, en 2004 y Las hijas de Fuego, en 2019) es recién en 2025 que la directora regresa con su séptimo largometraje al prestigioso encuentro holandés. 
¡Caigan las rosas blancas! (que de este film estamos hablando) tuvo su premier mundial  en el marco de la sección oficial competitiva “Big screen”, cuya esencia se relaciona con la diversidad, tendiendo puentes que acorten las distancias entre lo popular, lo clásico y el cine de autor.

 Esa heterogeneidad que demuestra la arbitrariedad de los encasillamientos genéricos (no sólo cinematográficos) es el sitio adecuado para una película fuera de norma, furiosamente libre

 

Trailer de ¡Caigan las rosas blancas!

 

     

 

Este es quizás el mayor punto de contacto con su predecesora Las hijas del fuego (mejor película argentina en BAFICI 2018), ya que si bien seguimos el devenir de los personajes que la habitaban, en modo alguno se trata de una secuela. ¡Caigan las rosas blancas! integra a su diégesis el viaje iniciático de Las hijas de fuego pero la búsqueda se vincula menos con el porno (como en aquella) que con una indagación más  amplia sobre el propio cine. 


Cine dentro del cine, road movie, erotismo, documental y hasta viraje fantástico vinculado con el mito vampírico, la nueva película de Albertina Carri es libre, inasible y mutante. Mutante. Así la define la directora también de La rabia, Géminis y Cuatreros, cuya filmografía siempre ha tenido esa característica.

 En ¡Caigan las rosas blancas! Violeta, la directora de un éxito porno lésbico amateur, es invitada a hacer un crossover (encuentro entre personajes, escenarios o universos ficticios que normalmente serían independientes). Con un presupuesto y un reparto, pero sin una  idea tan clara de adónde ir, el equipo discurre entre la evasión y la búsqueda de aquella película. ¿Se entregarán a hacer una versión más convencional de la misma película? ¿Cómo vencer la contradicción intrínseca entre esa esencia libre, casi anárquica, y un entorno “más profesional”? 


La primera respuesta es la huida, el viaje. Si en Las hijas del fuego el camino se dirigía al Gran Sur, al fin del mundo, ahora los senderos llevan al Norte. Desde la provincia de Buenos Aires a Brasil la excusa del recorrido (el mac guffin) no solo no esconde sino que evidencia una permeabilidad al hallazgo y a la sorpresa; una idea en la que las películas no se “construyen” sino que se “encuentran”.

 Pero claro que para eso hay que estar abiertos y receptivos, saber convivir con la incertidumbre y disfrutar de la magia de lo espontáneo. Eso es lo que transmite este viaje en el que acompañamos a las protagonistas. Con mucho humor (y autoconciencia) ficción y realidad se confunden y a los pocos minutos de recorrido nos podemos convencer de que estamos ante un documental sobre el rodaje de una película. Pero claro, ese sólo es uno solo de los matices de una película que no solo es mutante sino también proteica, disruptiva, sugerente e inquietante. 

Justicia poética. La película se estrena muy poco después de la salvaje avanzada sobre las libertades individuales y todo atisbo de diversidad del que da cuenta el programa mundial expuesto por nuestro presidente en Davos y por Trump en su nueva asunción como presidente de loe Estados Unidos. La directora artística del IFFR se encargó de dejar en claro que los valores de este festival son exactamente los contrarios a los del discurso que estaría prevaleciendo en la “moda” del momento. Y está claro que no está sola: la película de Carri fue de las primeras (y de las pocas) que agotaron todas las entradas disponibles antes del comienzo del festival.
 

Albrertina Carri, presencia argentina en Rotterdam
Albrertina Carri, presencia argentina en Rotterdam 

Aún atravesados por la adrenalina del vital viaje de ¡Caigan las rosas blancas! esperamos con ansias la charla que brindará Carri aquí. La directora argentina dialogará con la cineasta estadounidense de origen liberiano Cheryl Dunye, que hizo historia como la primera lesbiana afroamericana en dirigir un largometraje (The Watermelon Woman, presentada en IFFR en 1997). 

Ambas prometen reflexionar sobre sus experiencias en el cine queer radical y sobre el papel que cada una de ellas ha desempeñado a la hora de dar a conocer historias queer y marginales a través de la gran pantalla. ¿Cómo han cambiado las cosas a lo largo de sus trayectorias? ¿Dónde nos encontramos ahora? ¿Cuáles son los retos que nos depara el futuro? ¿Cómo trabajar a través de diferentes géneros y estilos? ¿Qué sucederá con el activismo en el cine?


Más oportuno, pertinente y necesario, imposible.
 

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