Nueva grilla de Disney

La conflictividad sindical retrasa estrenos de tanques en Hollywood

Las secuelas de Avatar llegarán a 2031; los próximos filmes de Marvel sufren retraso y se incorporan nuevas películas. Disney altera el orden de sus franquicias por el paro de guionistas y la probable huelga de actores.

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Disney cambió gran parte de su calendario de estrenos de aquí a -sí, es vertiginoso- 2031. Incluye filmes nuevos (la adaptación de Moana con actores, que va en junio de 2025; una nueva y sin título película de Star Wars (diciembre de 2026) más varios cambios de fecha. Deadpool 3 se adelanta de noviembre a mayo de 2024; y todas las Avatar que vienen (3, 4 y 5) se postergan un año (diciembres de 2025, 2029 y 2031). La saga de James Cameron terminará 22 años después de comenzar, pero bueno, Misión: Imposible terminará en 2025 y comenzó en 1992 (aunque con ocho películas).

La mayor parte del cambio de fechas lo sufre Marvel, que posterga dos meses el próximo Capitán América (de mayo a julio de 2024) y eso lleva a postergar Thunderbolts, que irá en diciembre de ese año. Lo que empuja a su vez Blade a febrero de 2025, Los 4 Fantásticos a mayo de ese año, y Avengers: The Kang Dinasty, a mayo de 2026, mientras que el cierre de esa fase Marvel, Avengers: Secret Wars, estrenará en 2027. Y en algún momento de 2024, una nueva película de Alien dirigida por el uruguayo Fede Álvarez.

¿Por qué todo esto? Simple: las huelgas de escritores y actores pusieron un alto en Blade y Thunderbolts, y la estrategia de "interconexión" de las películas de Marvel/Disney entonces sufre por efecto dominó. Los delays de producción afectan absolutamente todo lo demás, no sólo las películas de superhéroes, y darle luz verde a proyectos nuevos, además, obliga a cambiar todo el escenario. Lo de Avatar, aunque relacionado, tiene otra componente: si los productores James Cameron y Jon Landau quieren algo, lo tienen cueste el tiempo que cueste. Tienen espaldas para eso, y la conflictividad sindical suele ir en detrimento del producto cuando se acelera una producción para cumplir con la agenda prestablecida por los productores.

Es cierto que el paro de actores aún no es realidad, pero es muy probable que llegue. También que en varios casos los rodajes están terminados -lo que implica que los guionistas tienen menos trabajo, aunque en estos proyectos siguen disponibles  hasta la postproducción- y aún se continúa con el enorme cuello de botella que produjo la pandemia en el trabajo de efectos especiales y finalizado del filme, que justo cuando pareçía ponerse en línea con las fechas de los estudios, se topó con los paros y la revisión de todos los convenios colectivos de Hollywood, que se hace cada cinco años. En parte es previsión, en parte es necesidad: sostener la producción con cierto ritmo para mantener la demanda en medio de un momento conflictivo.

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