Semana del vermú: una tradición que une generaciones

Esta bebida que es parte de la cultura gastronómica local sigue ganando espacio en el país: suma nuevos públicos y etiquetas. En los próximos días, varios bares de Argentina le rinden homenaje.

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El vermut tiene una hora ideal, un día que le rinde homenaje y una semana en la que es protagonista. Con soda o tónica, con papas fritas o aceitunas, rojo o blanco. Esta bebida legada de generación en generación, con fuerte impronta de los inmigrantes italianos, fue apropiada como un hábito de los jóvenes y no para de crecer en el país, donde ya hay decenas de marcas locales.

El 21 de marzo es el Día del Vermut. En torno a esa fecha, arranca la semana del Vermut, del 17 al 23 de marzo, en la que distintos bares y restaurantes de la ciudad celebran a esta bebida que es además uno de los ingredientes más conocidos en los cócteles.

La palabra "vermut" proviene de la traducción alemana de ajenjo ("wermut"), ya que la primera receta incluía esa hierba como ingrediente clave. Su fórmula fue modificada desde entonces pero el nombre se mantuvo. En esencia, este compañero de triolets y sifones es una bebida a base de vino macerado en diversas hierbas y botánicos.

Aunque hay indicios aún más antiguos de este brebaje, se suele mencionar a Hipócrates en el relato de origen. El médico griego nacido en el 460 a.C., "padre de la medicina", maceró flores de ajenjo y díctamo en un vino fuerte y dulce creando un digestivo conocido como "vino hipocrático" o vinum absinthianum, que prescribía para el reumatismo y la anemia. Más tarde, en Roma, las recetas se sofisticaron a medida que los herbolarios incorporaban nuevas especies.

Si bien el "vino de hierbas" fue un método de conservación habitual en distintas partes de Europa, la producción industrial del vermut se empieza a dar en el norte de Italia, en la región del Piamonte. Giuseppe Carpano fue el primero en comercializarlo. Comenzó a vender su preparación de vino con un aproximado de 30 botánicos en la ciudad de Turin, que por ese entonces formaba parte del Ducado de Saboya. En el siglo XIX, la bebida se extendió por todo el mundo.

Celebridades del cine, escritores y artistas lo adoptaron como su bebida preferida. Entre los aficionados  estaban Cary Grant, Salvador Dalí, que solía tomar un vaso de vermut al más puro estilo clásico sin agregados, y Ernest Hemingway, que se dice que elegía un cóctel llamado Panaché, compuesto por vermut rojo dulce y vermut seco blanco.

Nostálgico y moderno

En Argentina tiene toda una tradición, cuyas raíces se extienden a la llegada de los inmigrantes italianos fundamentalmente, pero también españoles. Los bares antiguos preservan la hora del vermut como punto de encuentro y charla pero también los más jóvenes lo incorporan por su versatilidad.

Si bien el barrio porteño de La Boca marcó el punto de entrada y desarrollo de los aperitivos en el país, el vermut no es solo un fenómeno porteño. El interior del país tiene un peso clave en el consumo de vermut. De acuerdo con datos de Scentia 2024 para todos los canales de ventas (almacenes, cadenas y self independiente) el 56% del volumen total de la categoría se consume fuera de Buenos Aires siendo el Litoral, la segunda plaza más importante con 21% del mercado.

Rosario se ha consolidado como uno de los lugares más importantes, mientras que Mar del Plata experimentó un crecimiento significativo en los últimos años, posicionándose como un epicentro vermutero.

En todo el país, la cultura del vermut sigue creciendo y es parte del ADN nacional. Hay un arraigo que trasciende la nostalgia: las nuevas generaciones adoptaron este aperitivo y lo hicieron propio: el vermut sigue siendo sinónimo de encuentro.

De acuerdo con un estudio cuantitativo con consumidores, realizado hace unos años por una marca líder de origen italiano, con trayectoria que parte en 1757, el 57%  de los argentinos que lo toman lo comparten con amigos y lo hacen tanto en bares como en sus casas, en la previa de una salida, al lado de una pileta o en una juntada de fin de semana.

De acuerdo con datos de IWSR (International Wine and Spirits Report), 2022 representó el 5to año consecutivo de crecimiento de la categoría vermut: un 10% en promedio desde 2018. Según ese estudio, en la Argentina se consumen unas 851.500 cajas de 9 lts de vermut por año.

La contraparte es una fértil escena de producción local, con nuevas marcas, chicas y grandes, independientes o aliadas de restaurantes y bodegas. Una nota publicada en el blog de Wines of Argentina ya señalaba hace unos años que se venían destacando los vermuts de industria nacional de calidad, producidos por referentes de la coctelería y también, como socios del proyecto o como colaboradores, distintos profesionales de la enología de bodegas. "Así se salda una deuda histórica en este país que es sinónimo de vino, la materia prima base del vermut", destaca. Malbec, Bonarda, Pinot Noir dan la base para nuevas etiquetas, con opciones también en el segmento premium.

Según datos del International Wine and Spirit Research (IWSR), en 2023 Argentina se ha consolidado como el principal productor de vermut en Latinoamérica con una producción de 7,6 millones de litros en 2023, lo que representa un crecimiento del 8% en los últimos cinco años. Esta expansión ha posicionado al país por encima de Brasil, que produjo 4,5 millones de litros en el mismo período.

Sudamérica en general es una de las regiones con más impulso y decenas de productores que buscan abrirse paso. El año pasado se llevó a cabo un Encuentro Vermutero Latinoamericano en Montevideo, iniciativa de nuevos nombres que hacen punta en Argentina y Uruguay.

No faltan ocasiones para tomar un vaso de esta bebida tan querida por los argentinos, con naranja, limón, soda, hielo o solo. La Semana del Vermut es una buena excusa para brindar.

 

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