En la Ciudad de Buenos Aires los vecinos pueden llevar sus residuos reciclables a un contenedor verde, entregarlos a los recuperadores urbanos o acercarse a uno de los 80 Puntos Verdes. Estos son espacios instalados en plazas, parques e instituciones distribuidos en todas las comunas para que los vecinos dejen los materiales reciclables.

En 34 Puntos Verdes, seleccionados especialmente, se organizó un dispositivo para que operadores orienten y concienticen a los vecinos sobre los temas de higiene urbana. En las diferentes bocas se pueden colocar papel, cartón, vidrio, metal, plástico. Además, se reciben aceite vegetal usado, aparatos electrónicos, y pilas.

A las 10, de martes a sábado, se abren las puertas para atender las consultas y organizar la jornada, donde tres veces por semana se reciben a las cooperativas de recuperadores urbanas que retiran los reciclables para tratarlos en alguno de los 16 Centros Verdes que cuenta la Ciudad. Allí se los clasifica por tipo y condición, se los pesa, enfarda y prepara para su venta y reinserción dentro del circuito productivo como materia prima.

 

En un recorrido por el lugar la ministra de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad, Clara Muzzio expresó “recuperar materiales que desechamos para darles una nueva vida a través del reciclaje, es uno de nuestros más grandes compromisos con la Ciudad y con nuestro planeta. A pesar del contexto, continuamos con la promoción de los buenos hábitos para seguir fomentando la correcta separación de residuos”.

En la plaza Vélez Sarsfield de Floresta, una de las promotoras Fátima Zabala, explica que los adultos mayores y los niños son quienes más preguntan y se entusiasman con la temática del reciclado. Los materiales que más se disponen son el papel y el cartón con un 50,5% y luego el vidrio con un 18,6%.

Dentro de las anécdotas y consultas curiosas, Fátima recuerda la alegría y emoción de unos hermanitos al ver que los potecitos de yogurt depositados eran trasladados en los bolsones al camión para su reciclado. “Ese pequeño momento fue movilizador, pues esos niños llegaron a su casa convencidos de que reciclar valía la pena”.

En el inicio del aislamiento por la pandemia, se cerraron las ventanas de los Puntos Verdes para suspender la atención personalizada y preservar la salud de los trabajadores evitando la manipulación directa y constante del material.

En la actualidad, se trabaja con el protocolo de seguridad e higiene para poder seguir en contacto con los vecinos.

Por su parte, los bolsones con los materiales recolectados son desinfectados con pulverizadores que rocían con hipoclorito de sodio y cumplen un período de estacionamiento de 72 horas para poder ser procesados.